Seis Consejos para el Servicio en el Ministerio

Biblia sobre pulpito

Recientemente graduamos a veinte estudiantes de nuestra escuela de música y es costumbre que en dicha ceremonia de graduación deba dirigirme a los graduados y compartir con ellos algunos consejos que pueden servirles en su labor ministerial. En aquella ocasión compartí con nuestros alumnos cinco consejos, pero al escribir estos pensamientos hoy surge un consejo mas, así que aquí comparto estos seis consejos ministeriales que los extraemos de las palabras que Jesús dio a aquellos setenta discípulos que envió de dos en dos a todo lugar que El pensaba ir y visitar.

Lucas 10:1-5 (NVI) |“Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. ¡Vayan ustedes! Miren que los envío como corderos en medio de lobos. No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.”

1. TEN CUIDADO DE QUIEN TE ACOMPAÑA

Jesús envió a setenta de sus discípulos de dos en dos. Mi abuela lo decía de esta forma: El que con lobos anda, aullar aprende.
Es muy importante que sepamos y tengamos cuidado de quienes nos hacemos acompañar. Estemos conscientes o no, aquellos que nos rodean y caminan a nuestro lado ejercerán influencia sobre nosotros y el efecto de esa influencia dependerá totalmente de la calidad de esas personas que nos acompañan.

2. HAY MUCHO POR HACER

Jesús dijo a sus discípulos que la cosecha era mucha y que los obreros eran pocos.
Dios nunca llama a quienes no tienen nada que hacer, El siempre busca gente dispuesta, no vacantes.
Definitivamente hay mucho trabajo para hacer y ese nunca ha sido el problema, Dios no esta preocupado en el “qué”, El esta más interesado en el “quién”, porque, qué hacer, hay demasiado, pero quien lo haga, hay pocos.

3. DIOS ESTA CONTIGO

Jesús les advirtió a sus discípulos que irían como corderos en medio de lobos.
El trabajo ministerial no es fácil, siempre habrán dificultades y momentos muy complicados. Siempre llegarán esas temporadas en las que nos preguntaremos si en verdad fue Dios quien nos llamó para servir en el ministerio; sin embargo, no importando que tan difícil sean esos momentos no debemos olvidar jamás que El ha prometido que siempre estará con nosotros y si Dios esta con nosotros ¿quién podrá contra nosotros?

4. EL SIEMPRE PROVEERA

Jesús les dijo que no llevaran bolsa, dinero ni sandalias.
Debemos recordar siempre que si fue Dios quien nos llamó y nos escogió para la obra del ministerio, El será quien se encargará de suplir y proveer todo lo que sea necesario a fin de que la obra que nos ha encomendado pueda llevarse a cabo. El es Dios, asi que debemos esperar de El siempre lo mejor y confiar en que la provisión llegará en el momento oportuno.

5. NO TE DISTRAIGAS

Jesús aconsejó a sus discípulos y les dijo que no se detuvieran a saludar a nadie en el camino.
En nuestro diario caminar nos encontraremos con muchas distracciones. Vivimos en tiempos donde muchas cosas compiten por cautivar nuestra atención y si no tenemos cuidado podemos fácilmente desenfocarnos e irnos poco a poco alejándonos de nuestro propósito y llamado. Cuando perdemos de conciencia las palabras que dan respuesta a la pregunta ¿por qué hago lo que hago? Es entonces que urge hacer un alto, evaluar y ver hacia dónde estamos yendo o hacia dónde nos están llevando los pasos que estamos dando y si es necesario, hacer los ajustes que se requieran para estar alineados con nuestro llamado.

6. SEAN SIEMPRE DE BENDICION

Jesús les dijo a sus discípulos que cada vez que llegaran a una casa lo primero que debían decir era “Paz a esta casa.” Debemos procurar ser siempre gente idónea y oportuna. Ser de bendición para aquellos a quienes servimos y ministramos y para todos aquellos que están a nuestro alrededor.
La fidelidad sigue siendo el pre-requisito para que mayores oportunidades y responsabilidades de parte de Dios vengan a nosotros, recordemos que fue El quien dijo: “en lo poco has sido fiel, en lo mucho serás puesto.”

Un Viejo, un Muchacho, un Cuchillo y un Altar

“Saber tocar un instrumento no define una vida de adoración, sin embargo una vida de obediencia sí es la evidencia de un verdadero adorador”

En una historia de la Biblia en donde por primera vez se menciona la palabra “adoración” como tal, encontramos uno de los mas grandes y conocidos ejemplos de obediencia. ¿El responsable? Un viejo llamado Abraham. Imagino que al identificar este nombre recordaremos muchos sermones en donde nos hablaron sobre la obediencia de Abraham, o cuántos relatos habremos escuchado en las clases de escuela dominical sobre como Abraham estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo por obediencia a Dios, sin embargo no importando la cantidad de veces que quizás hayamos escuchado sobre esta historia todos llegamos a un común acuerdo  sobre la calidad y grado de obediencia que Abraham tuvo ante las peticiones de un Dios que lo único que le había pedido era la vida de su hijo Isaac.

Haciendo una pausa con la historia que involucra a estos personajes: Un viejo, un muchacho, un cuchillo y un altar, quiero mencionar otro punto. Por mucho tiempo se ha transmitido la idea de que para adorar a Dios es necesario un ambiente que involucre cantos, música e instrumentos, aclaro, esto no esta nada mal, sin embargo creo con todo mi corazón que la verdadera adoración va mucho mas allá de la música, va muchos mas allá de saber tocar un instrumento musical, va mas allá de conocer progresiones de acordes, bonitas melodías,  es más que simples letras bíblicas y espirituales. Limitar o encerrar el concepto de adoración a un único contexto musical es limitar nuestra responsabilidad como adoradores, si esto fuera así, entonces el numero de adoradores verdaderos estaría limitado a tan solo gente que sabe hacer música, y la verdad he conocido a muchos y muy buenos músicos que lo menos que son es verdaderos adoradores.

Ahora, quitando el dedo de la pausa y retomando a nuestros personajes: el viejo, el muchacho, el cuchillo y el altar, recordemos las palabras que dijo Abraham a sus siervos cuando llegaron al monte Moriah, que era el lugar en donde iba a sacrificar a su hijo Isaac, Abraham les dijo: “El muchacho y yo seguiremos adelante para adorar a Dios…” (Génesis 22:5 NVI). Al llegar al monte el ambiente era totalmente distinto a lo que seria un servicio de adoración actual, ahí no habían luces, equipos de sonidos, no habían instrumentos musicales, pantallas ni tampoco una batería puesta en el centro del escenario, ahí solo estaban un viejo, un muchacho, un cuchillo y un altar, todos dispuestos a cumplir con los deseos de Dios, obediencia pura en todo sentido, obediencia tanto de Abraham hacia Dios, pero también sujeción de un hijo hacia su padre, pues en ningún momento Isaac se opuso o se reveló ante lo que su papa se disponía a hacer con el. A eso Abraham llamo adoración.

La evidencia de un verdadero adorador no es cuan bien sabe cantar o que tan bien sabe ejecutar un instrumento, sino cuan obediente es hacia las palabras de Dios.

“La verdadera obediencia es la mayor expresión de honra que podemos elevar a nuestro Dios.”